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«Peligros en la circulación», de Alonso Holguín F.J., para www.ruta608.com
Una de las pasiones de cualquier motero es circular por las carreteras de este hermoso país llamado España. La orografía, el clima, los compañeros, camaradas, amigos y algún que otro desconocido alimentan el espíritu nuestro, junto con unas buenas viandas.
Además de los peligros en las vías interurbanas, como las guadañas de los quitamiedos, nos enfrentamos a diario, cuando circulamos en las ciudades, de otro buen número de elementos móviles conducidos por auténticos cafres.
Los avatares diarios comienzan en los semáforos. Algunos piensan ser como cualquier piloto de fórmula 1 e inversamente proporcional su estupidez. ¿Acaso no ven la colocación al tresbolillo de los profesionales? No, ellos son diferentes. Se detienen paralelos, espejo con espejo, tonto con tonto, incluso se miran desafiantes, cuando no están consultando el teléfono móvil. Si separan un pelín esa disposición, pasaríamos entre ellos y agilizaríamos la circulación. ¡Ah, no! Que ellos son “listos”.
¿Y las incorporaciones? Vehículos de gran tamaño se mueven desde parado a su izquierda o derecha sin avistar la cercanía de otro “circulante” y, cuando mucho, activan la luz intermitente para señalizar un desplazamiento que ya ha comenzado.
La semana pasada ha ocurrido otro terrible accidente de tráfico en el centro de Madrid. Hoy mismo, hace unos instantes, otro más. Un turismo ha colisionado con una motocicleta donde iban dos personas jóvenes. Falleció uno de ellos en el acto; la otra, herida grave. El choque se produjo por evitar la colisión con otro turismo por la parte trasera. 30 años de edad, un mundo por conquistar, una vida por vivir.
Deberíamos estar pendientes de cualquier elemento de la circulación. ¿Hasta cuándo deberemos de contar estas historias? Ni la velocidad ni la guadaña del borde de la carretera, ni el agua ni el alcohol propio. ¿Cuándo van a empezar a sensibilizase con nuestra fragilidad?
Emitido en www.ruta608.com