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Quizá desconozca el lector qué es una bicha…
Reconozco el término «bicha» –como llamaba mi padre en Cigales– a las culebras. Hace años, vendimiando un majuelo en Parraez –pago de la localidad–, vimos a una de ellas internándose bajo las ramas de una zarza.
La educación es un concepto difuso en los tiempos que corren. Avanzamos por la mitad de la segunda década del siglo XXI, y no dejamos de encontrar personajes malos, zafios, traidores, repulsivos hasta decir basta –y más allá–, en este hermoso país llamado España. Y eso que los estudiantes, licenciados y doctorados universitarios se cuentan por miles. Pues bien, conforme a la tradición latina:
—Quod natura non dat, Salmantica non praestat.
Riada
Siguen los efectos de la gota fría, riada, «dana» dicen ahora, en municipios de Valencia, Albacete y Málaga, especialmente. Ocurrió el día 29 de noviembre cuando, por la tarde llegó un tsunami de agua, maleza, piedras, arena, anegando bajos de edificios, viviendas, locales, garajes… aún no tenemos claro qué sucedió en concreto. Se parece tanto a una riada… Sólo tenemos una certeza –y sin finalizar–, a más de 220 personas se ha llevado por delante ese desastre natural.
Fuerzas Armadas
Tarde llegaron las fuerzas armadas. Antes se hicieron presentes voluntarios para limpiar y ayudar a los afectados. Voluntarios armados con palas y cepillos, agua embotellada e ilusión por recuperar la vida de los prójimos. Muchos de ellos habían perdido todos los recuerdos, parte de sus viviendas y contenido, vehículos, bicicletas… y la esperanza en el gobierno. Este hecho es acompañado por muchos españoles. No hay duda.

Comando Gañote
Semanas después, semanas de siete días, siete, llegó el momento del comando Gañote. Ahora, gracias al ejército –soldados a quienes dejaron actuar tarde, mal y en poco número, respecto al potencial–, las calles comienzan a ser transitables. Es en ese preciso instante, cuando comienzan a acudir ministros. Pero, ¿qué ministro se presenta a pie de obra?
Defensa, ministra de;
Robles Margarita, Robles;
señorita, desconozco
si mujer casada es.
Robles, Margarita
Corta y perezosa –no por bajura de talla y sí por las declaraciones preocupantes a los medios–, apareció en la localidad de Paiporta, una de las más afectadas. Pongamos en contexto. Desde los tristes sucesos, esa individua a comenzado a utilizar un chaquetón tipo ¾ de color mimetizado, con galleta del arma de Caballería y su apellido «Robles», como si fuera merecedora de ese mérito; a la galleta y arma me refiero. En otras ocasiones, alterna prenda similar, pero de la Unidad Militar de Emergencias. ¿Saben? En Caballería afirman de manera histórica «la parte inteligente del binomio siempre va debajo».
En referencia al caballo,
aquí el porte
recuerda más al asno.

Baja estofa
Durante su paseo, le acompañaban una treintena de personas. Entre otros, militares pertenecientes a diferentes unidades –en su mayoría de alta graduación, y baja estofa–, escoltas y altos representantes de la subdelegación del gobierno en Valencia. En tanto, personal civil a cierta distancia le arengaba a coger un pala, ponerse las «botetes» y ayudar a limpiar. Ni ella, ni los militares –¡qué papelón alcanzar esa graduación y caer tan profundo (más que bajo)!–, ni la gente de subdelegación del gobierno respondieron al ofrecimiento. Se pararon a conversar con un hombre e intentar razonar lo irracional y extemporáneo de su actuación. ¿Eso fue todo?
Acorralar a jóvenes
No, no, ¡qué va! Al llegar a la entrada a un garaje subterráneo de un edificio, entraron en él. Primero accedieron tres muchachos jóvenes, quizá propietarios y/o residentes. Sin duda conocedores del lugar y zona; afectados por la dana, gota fría, avenida del agua, tsunami de cañas, arena y piedras –¡riada, coño!–. Los jóvenes pisaban el lodazal; las altas «esferas» permanecían en la rampa, ¡no se iban ellos a manchar sus zapatitos y botas y bajos de los pantalones con el barro! ¡Ni que fueran chusma, por favor!
Ese tonito
Grabaron la desesperación contenida de los chavales. Se hizo patente en cada pregunta, como los afectados que conversaron con SS.MM. los Reyes de España. Esos muchachos expusieron dudas, jóvenes templados, tranquilos, más que bien educados. Pero no conocían a Robles Margarita, Robles; ni a ella ni a su séquito, adláteres, estómagos, bastones y estrellas agradecidas; funcionarios de la subdelegación del gobierno con las rodillas destrozadas de arrastrarse por su puesto. Esa treintena de criaturas tuvieron los santos güevazos de abroncar a tres seres humanos desesperados. En un tono, ese tonito, que daba grima. Y más con una mujer como objetivo de su tono, ese tonito, especialmente de ella, de la ministra, cuan bicha.
Rampa
Los jóvenes les invitaban a bajar de la rampa, a pisar barro, lodo, agua con arena. Pero no, ellos tan miramelindos les atizaban bastardas razones inculpando a otras instituciones ausentes en ese momento. Por lo tanto, sin posibilidad de defensa inmediata. ¡Qué valientes! Y más aquellos vestidos de un uniforme que no merecen.
Tal situación ha enfadado a muchos militares, a profesionales disciplinados, a amantes y servidores de los ciudadanos, del estado, de la Patria. Patria en mayúsculas, porque nosotros amamos a España, y no a gentuza como es la bicha. Individua quien, más pronto que tarde, debería abandonar la excelsa misión de un español en la dirección del ministerio de Defensa.
Don Pedro Calderón de la Barca
A fin de rematar como corresponde estas letras dedicadas a la rastrera bicha, no veo mejor opción que dejar este espacio a Don Pedro Calderón de la Barca. El clásico «Calderón», cuan credo de muchos soldados españoles:
Ese ejército que ves
vago al yelo y al calor,
la república mejor
y más política es
del mundo, en que nadie espere
que ser preferido pueda
por la nobleza que hereda,
sino por la que él adquiere;
porque aquí a la sangre excede
el lugar que uno se hace
y sin mirar cómo nace
se mira cómo procede.
Aquí la necesidad
no es infamia; y si es honrado,
pobre y desnudo un soldado
tiene mayor calidad
que el más galán y lucido;
porque aquí a lo que sospecho,
no adorna el vestido al pecho,
que el pecho adorna al vestido;
Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás,
tratando de ser lo más,
y de parecer lo menos.
Aquí la más principal
hazaña es obedecer,
y el modo cómo ha de ser
es ni pedir ni rehusar.
Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
la fineza, la lealtad,
el honor, la bizarría;
el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son,
caudal de pobres soldados;
que en buena o mala fortuna,
la milicia no es más que una
religión de hombres honrados.
El sitio de Breda
Don Pedro también dejó unos versos sobre «El sitio de Breda». Aquí verá lo mal que nos sienta su tono, ese tonito:
Estos son españoles, ahora puedo
hablar encareciendo estos soldados
y sin temor, pues sufren pie quedo
con un semblante, bien o mal pagados.
Nunca la sombra vil vieron del miedo
y aunque soberbios son, son reportados.
Todo lo sufren en cualquier asalto;
sólo no sufren que les hablen alto.
No se ha visto en todo el mundo
tanta nobleza compuesta,
convocada tanta gente,
unida tanta nobleza,
pues puedo decir no hay
un soldado que no sea
por la sangre de las armas
noble. ¿Qué más excelencia?
«Obligaciones voluntarias»
Hace unos años publiqué «Obligaciones voluntarias«. Dentro del ejemplar de esta novela corta, hay un regalo: un relato novelado de un hecho real. Siempre estaremos en deuda con D. Manuel Ochoa, guardia civil. Siempre agradecidos a él y otros miles como él. Sirva como homenaje.
